El Mito de Santa Claus


Santa Claus, el hombre bonachón, de largas barbas blancas y pícara mirada que viaja por el cielo en trineo, es una de las figuras más representativas de la Navidad.
El mundo hispano le conoce como Papá Noel, aunque también le llaman San Nicolás o incluso, Viejo Pascuero. Sí, aquel viejito barrigón que suele entrar por la chimenea para dejar regalos debajo del árbol de Navidad para todos los niños que se hayan "portado bien" durante el año es tan popular, que niños de todas las nacionalidades le escriben cartas pidiéndole los juguetes de sus sueños.
Sin embargo, la figura del personaje de traje rojo, botas negras y gorrito de borla blanca es muy distinta a la figura que en realidad inspiró su mito.
La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari (280-.350 a.C), obispo de Myra y santo que, según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.
Aunque existen pocos detalles, se sabe que en el siglo IV, en la región de Licia (actualmente Turquía), vivía un joven de noble corazón llamado Nicolás.
Nicolás quedo huérfano siendo pequeño y heredó una gran fortuna, la cual repartió entre los más enfermos y desamparados, y a los 19 años, se convirtió en sacerdote. Con el tiempo, llegó a ser obispo, siempre caracterizándose por su gran bondad, generosidad y preocupación por los pobres y desprotegidos.
Se cuentan varias historias sobre él, entre ellas, una que trata sobre un empobrecido padre que no contaba con la dote necesaria para que sus tres hijas se casaran, lo cual las condenaba a la prostitución. Para salvarlas de ese destino, Nicolás decidió obsequiar con una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se dice que para lograrlo, él entraba a la casa por una ventana, sin que nadie se diera cuenta, y colocaba la bolsa de oro dentro de los calcetines de las jovencitas, los cuales colgaban sobre la chimenea para secarse. También se le atribuye el milagro de haber devuelto a la vida a tres niños que habían muerto, por los cuales intercedió a través de sus oraciones.
Al morir, el obispo alcanzó la condición de santo, convirtiéndose así en San Nicolás de Bari, y su popularidad se extendió por toda Europa.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el 1087), y también en países germánicos como los estados alemanes y holandeses. Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo. Alrededor del año 1624, los inmigrantes holandeses que fundaron Nueva York, trajeron consigo una imagen del santo y la costumbre de celebrar su día el 6 de diciembre.


De acuerdo a documentación histórica acumulada por The History Channel, el nombre de Santa Claus fue una evolución del apodo holandés del santo, Sinter Klaas, el cual es en sí una abreviación de Sint Nikolaas.
La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.
Luego, en 1822, un pastor episcopal de nombre Clement C. Moore, escribió un poema navideño al que llamó "Una Visita de San Nicolás", el cual, tras ser publicado, convirtió a Santa Claus en un icono de la cultura estadounidense. Moore contribuyó a la idea de Santa Claus viajando alrededor del mundo en un trineo volador dirigido por ocho renos para repartir regalos en los hogares. Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría. En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que precisamente también algunas viejas leyendas germánicas consideraban recompensadores o castigadores tradicionales de los niños). Los zuecos holandeses en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.
El proceso de popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían aceptado esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.
En el año 1881, el humorista político Thomas Nast, se inspiró en el poema de Moore y dibujó la primera caricatura del Santa Claus que conocemos el día de hoy, pues añadió los detalles del borde blanco al traje rojo, el saco repleto de juguetes, el taller del Polo Norte, y de sus ayudantes, los duendes.



Thomas Nast, nacido en Landau (Alemania) en 1840, se estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo. Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.
La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.


El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.
El mito actual cuenta que Papá Noel vive en el Polo Norte junto a su esposa, la Señora Claus, quienes dirigen un taller de juguetes donde, con la ayuda de cientos de duendes, se fabrican todos los regalitos que los niños buenos y obedientes recibirán en Navidad.
Se dice que Santa sale en la noche del 24 de diciembre a repartir dichos obsequios, viajando por los cielos en su trineo, aprovechando cuando los niños duermen para entrar por la chimenea o la ventana para dejar los regalos debajo del árbol o en las tradicionales medias navideñas.
Por el cauce de las postales, cuentos, cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse que constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y comercial, de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado tradicional protector de los niños.
Mito o no, sea cual sea su nombre, San Nicolás o Santa Claus, lo cierto es que este personaje representa la bondad y la generosidad, y de cierta manera, nos invita a compartir y dar amor a los demás en esta temporada, sobre todo a los niños y desamparados, y eso, no debe quedarse en la leyenda, sino ser parte de la realidad.

0 comentarios:

Los Ojos del Pelícano

Los pelícanos planean hasta avistar su presa y de repente se dejan caer en picado. El golpe contra el agua es brutal y siempre salen con el pez en el pico. La perfección milimétrica de su caza esconde una tragedia enorme. De tanto golpear su rostro contra el océano muchos pelícanos mueren ciegos, perdidos en el horizonte. De todo eso trata la vida. Habla este blog del destino de los pelícanos y de cómo los sueños de la gente normal se estrellan una y otra vez contra la realidad...todo aquello por lo que merece la pena luchar hasta perder la visión del mundo real tiene un lugar en este espacio.
Si no sabes volar, aquí estás perdiendo el tiempo...

Pensando en las musarañas también...

Ideas lanzadas al viento

“Si te sientes solo es porque construíste muros en vez de puentes.”(Anónimo)

La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.(Sócrates)

Las grandes almas tienen voluntades, las débiles tan solo deseos.(Proverbio Chino)

"La Experiencia Enseña Lentamente y a Base de Errores“(James A. Froude)

"Más traiciones se cometen por debilidad que por el firme propósito de traicionar a alguien" (Anónimo)

La vida no se mide por los descansos que tomamos, sino por los momentos que te roban el aliento.

“Quien ve hacia afuera, sueña; quien ve hacia adentro, despierta.”(Carl Young)

“¿Quieres ser feliz por un instante? ¡Véngate!

¿Quieres ser feliz para siempre? ¡PERDONA!”(Tertuliano)


Quién no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación.(Proverbio Arabe)

“Al decir algo, cuida de que tus palabras no sean peores que tu silencio.”(Anónimo)

"Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga."(Victor Hugo)

"No es porque las cosas son difíciles que no nos atrevemos; es porque no nos atrevemos que son difíciles"(Séneca)

“Nuestras dudas son traidoras y nos hacen perder lo que, com frecuencia, podríamos ganar, por el simple miedo de arriesgar.” (William Shakespeare)

"La Memoria es la cartera de la vejez.Es necesario llenarla".(Apolonio)

"Quédate" es una Hermosa Palabra en el vocabulario de un Amigo.(Alcmeon)

"Cuando señales a alguien, recuerda que, tres de tus dedos, te señalan a tí." (Desconozco su autor).

"Si te caes siete veces, levántate ocho." (Proverbio chino).

"Las grandes almas tienen voluntades, las débiles tan sólo deseos". (Proverbio chino).

"Al perro que tiene dinero se le llama Señor Perro". (Proverbio árabe).

"Una vez terminado el juego de ajedrez, el rey y el peón vuelven a la misma caja". (Proverbio italiano).

"Antes de iniciar la labor del mundo, da tres vueltas por tu propia casa." (Proverbio chino).

"Quien no sabe bailar, dice que la música es mala". (proverbio africano).